Eso me dijeron Andrea y todos los demás.
"Martín es así. Se le arrima a cualquier cosa del sexo femenino que camine. No te lo tomes personal. Es un tarado, pero un tarado inofensivo..."
Descarté el asunto. Martín me seguía pareciendo un idiota, pero por el bien del ambiente laboral, cuando lo conocí cara a cara en la primer reunión del grupo a la que fui, le puse onda, y en vez de mandarlo a la mierda, me reí con sarcasmo de sus estupideces.
Se fue haciendo costumbre su pregunta "¿Y, Marian? ¿Cuándo me vas a dar bola?".
Necesito aclarar acá que soy una persona re fiel, y que el hecho de estar de novia impedía cualquier posibilidad de contacto.
Pero, quitando eso, tampoco lo vi como alguien re lindo o re interesante. No terminaba de entender por qué tenía esa fama de loco garchador que todo el mundo le hacía.
Las pibitas estaban enloquecidas con él, y a cada una que le preguntaba, me decía que "es un idiota, pero ¡¡está TAN bueno!!"
Se ve que yo estaba re enamorada en ese momento, porque no vi a nadie, y sobre todas las cosas, no vi a Martín. Así que, cuando el me hacía su pregunta, yo le respondía "nunca, jamás, en este, ni en otro universo paralelo."
Y entonces un día, él renunció, y no nos vimos más. Hasta tres años después...